Los nabateos constituyen un antiguo pueblo cuya actividad se desarrolló especialmente al SE de Palestina.
La capital la mayor parte del tiempo fue Petra, que está situada a 80 km al sudeste del mar Muerto.
El casco urbano de Petra se repartía entre las dos riberas del río Uadi Músd, un valle encajonado entre altas rocas.
Ciudad almacén de las mercancías que procedentes de Arabia, India y del Mar Rojo, eran trasladadas en largas caravanas por las rutas comerciales de la época.
La posesión de los principales enclaves por donde esas rutas pasaban era una de los objetivos de los nabateos.
La mayoría de los historiadores identifican a los nabateos con la tribu de Nébáyót (hijo de Ismael).
Los trashumantes del desierto eran nómadas, y la ley vigente entre ellos les prohibía sembrar trigo, plantar árboles o construir casas. Así mantenían el espíritu viajero que les era propio.
Hacia el 312 a. C., Antígono, soberano de Siria y Fenicia, emprendió una campaña contra los nabateos, que se refugiaron en Petra. Allí gozaron de independencia, sobre todo en la época de mayor debilidad de los seléucidas. La ciudad comercial más importante estaba en Hegra, hoy Medáh-insálih, lugar en que se cruzan las rutas del golfo Pérsico por Hái'l y Teima, del Yemen por Yatrib, del mar Rojo por Leuke Kome en la desembocadura de Uadi el-Harud.
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