jueves, 24 de enero de 2013

Emporio mineral

Los yacimientos minerales del subsuelo saudí son enormes. Sus reservas de oro, fosfato y bauxita convertirán al país árabe en un exportador de clase mundial


Arabia Saudita tiene el tamaño de un continente pequeño, pero si consideras la cantidad de excavaciones exploratorias realizadas en el país entre 1.945 y hoy, es tan poco que equivale a las perforaciones que se hacen en Canadá en sólo un año” explica Abdallah Dab-bagh, CEO de la compañía minera estatal Ma'aden.

Cuando esta empresa se fundó en 1.997, solamente una mina de oro estaba en operación. Una década después, Ma'aden opera cinco minas de oro y tiene dos proyectos de miles de millones de dólares aún en desarrollo:

"El proyecto de 5.500 millones de dólares (mdd) promete hacer del reino el primer exportador mundial de fosfato diamónico, usado como fertilizante. La empresa también está cerrando un acuerdo por 10.500 mdd con el grupo minero Rio Tinto Alcan para extraer bauxita y construir una refinería, fundidora y planta de energía que los posicionará como el principal exportador de aluminio."

Los factores que influyen en esta iniciativa emprendida por el gobierno saudí son la creación de empleos y diversificar una economía que depende exclusivamente de los petrodólares.

Según los expertos, la bauxita y el fosfato generarán enormes ganancias para los sauditas, y no únicamente porque poseen ingentes reservas de dichos minerales, sino porque lleva implícita una ventaja especial: “El valor de estos minerales no se deriva de su extracción, sino de su procesamiento” explica Peter Searle, geólogo que asesora a CRU International.
Convertir la bauxita en aluminio requiere una enorme cantidad de energía. Algo que, como todos sabemos, les sobra a los sauditas.

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